(Leer en voz normal) Voy, vengo. Subo, bajo. No paro. Y no me salen las cuentas.
Actúo con unos, actúo con otros y actúo con otros más. Ensayo aquí, ensayo allá. Monto una obra en verso, monto un cabaret. Hago un monólogo, hago una obra de diez. Me muevo en teatros, en salas, en calles, en bares. Y no me salen las cuentas.
Doy clases. Presento proyectos, y me los aceptan. Conduzco un camión. Bailo claqué. Cocino. Hablo en inglés. Grabo un corto. Grabo un videoclip. Y no me salen las cuentas.
No llamo. No cine. No ropa. No copas. No mando mensajes. No salgo a cenar. No hay vacaciones. Ni helados, ni cursos, ni vivamos juntos, ni sandalias nuevas, ni peluquería, ni Berlín a verte... Y no me salen las cuentas.
(Leer en voz alta, cada vez más alta) Llamo, sonrío, escucho, doy guerra. Bailo, me quejo, abrazo, doy guerra. Sueño, peleo, me paro, doy guerra. Trabajo, trabajo, trabajo... ¡¡¡Y NO ME SALEN LAS CUENTAS!!!
(Leer en voz baja, casi susurro) Te beso, me besas. Me abrazas, te abrazo. Te miro, me miras. Te ríes, me río. No importan las cuentas........
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