jueves, 10 de noviembre de 2011

El fin de las nubes

“Se cierra el chiringuito”.
Miro sus caras, y aunque sonríen, siento su preocupación. Entre sorbo y sorbo de infusiones de colores, hablamos de posibles soluciones, de los nuevos y de los veteranos, de planes B y C y D, de qué es lo que está mal.
Aunque saqué Matrícula de Honor en una asignatura llamada Economía, no sé muy bien qué es lo que está pasando en el mundo. Crisis es una palabra ya muy manida, utilizada por unos y por otros para su propio beneficio. A mí tampoco me gusta esa palabra. Pero si crisis es que haya millones de personas sin poder trabajar, entonces, sí, hay crisis.
Dicen que los actores siempre hemos estado en crisis. “Pero hace mucho que no estábamos tan mal”.
Las tres grandes compañías profesionales de teatro de nuestra ciudad cierran el chiringuito. De momento no va a haber más producciones. Dejan locales, venden material, despiden personal. “Los teatros no compran teatro”. Redes y circuitos que se paralizan, festivales que desaparecen, programaciones que se reducen. Ensayos no pagados, actuaciones no pagadas, actores trabajando de camareros, actores no trabajando, producciones sin giras,… Las pequeñas compañías no pueden despegar. Nacen y mueren, o se quedan en un coma indefinido.

Hace unos años, soñé con unos amigos una historia que escribí en un cuaderno de Harry Potter. Se llamaba “El fin de las nubes”. Hablaba de una sociedad sin teatro, y de unos luchadores que luchaban por mantenerlo.
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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Rayitos de sol

Recojo recuerdos que guardé en una caja de té.
Los viajes en una scooter por una isla mágica. El pelo suelto. El viento. Los dos agachados para subir más deprisa. Las bajadas con los brazos en cruz. Su perfil. El mar siempre a nuestro alrededor. Casitas. Me toca una pierna. Nos gritamos “te quiero”. Achuchones. La sombrilla a mi espalda.
El color azulturquesaverde de la cala con erizos. Mi piel en el agua. Me tiro de cabeza desde sus hombros. Abrazos submarinos. Vigilando medusas. El coco.
Los saco, los saboreo y los huelo, y los vuelvo a guardar.
Estar tumbada, sin nada más, con la luz del sol, el sonido del mar, y su presencia a mi lado.
La puesta de sol. La pareja de al lado, haciéndose millones de fotos. Los aplausos. La puesta de sol en Kumaras. La bola mágica. Los niños y sus juegos con las piedras. Las crías que jugaban a ser modelos. Abrazos.
Los desayunos en una terraza preciosa. Los gatos. Las hormigas. Los alemanes.
Las noches en el aeropuerto. Volar juntos.
En estos tiempos de tormenta, qué bien me viene tener guardado esos rayitos de sol.

viernes, 15 de julio de 2011

De por qué cojeo

Ayer me levanté torcida. En el calentamiento de Alba lo confirmé. Los estiramientos de espalda los sentía más de un lado que del otro. A la hora de alinearnos, pesaba una parte, la otra no. Había trozos de mi cuerpo que me dolían, lo demás ni siquiera estaba. Yo, como buena alumna, intentaba corregir mi desequilibrio. Pero era algo que no podía controlar. Tuve, de pronto, la respuesta a por qué me estaba pasando eso (¡era obvio!): desde hace dos días me falta un lado.


No es que se me haya perdido en uno de mis ajetreados días, ni que me lo haya olvidado por despiste. Sé muy bien dónde está. Es difícil vivir sólo con un lado. Te sientes inestable, vacía, las sonrisas nunca te salen enteras. De momento, no puedo recuperarlo; julio va a ser un mes torcido.

No penséis que me he caído en los ensayos ni que me han hecho herida mis sandalias nuevas de plumas. Si alguien me ve por la calle y cojeo, es simplemente porque me falta media Noemí.

domingo, 12 de junio de 2011

YIAAAJai

Estoy en la resaca de todo lo que ha sido Lilya Forever.
Ha sido mi estreno profesional. Y dicen que sólo es el despegue…
Ha sido mucho estrés. Compaginarlo con la productora. Cuadrar ensayos, horarios, fechas.
Ha sido darme cuenta de que hay muchas estrellitas que me hacían sentir que todo iba a ir bien…
Ha sido miedo a no estar a la altura.
Han sido muchas lágrimas. Muchísimas. De tensión, de carga emocional, de tristeza e impotencia por la historia que teníamos entre manos. Porque es realmente duro, porque entrar en ese mundo te golpea y duele. Porque es un mundo real, que está cerca.
Muchísimas más lágrimas porque estaba cumpliendo un sueño. (Sí, Sheyla, ¡estamos en Azar!) Porque la llave funcionaba, el trébol de cuatro hojas estaba completo. Porque me pasaban muchas cosas por la cabeza: he estudiado cuatro años algo muy intenso sabiendo que no iba a ser fácil poder dedicarme a ello, ¡y ahora lo estaba haciendo! Y no sólo es que lo hubiera conseguido: ¡¡es que lo estaba disfrutando a tope!! Y porque el camino, después de todo, no parecía ser el incorrecto.
Ha sido muchísima ilusión. Sí, somos pitukis, y cuquis. Y nos ilusionamos porque tenemos camisetas de Azar, y porque hay armarios en los camerinos, y porque tenemos catering, y porque vamos en la furgo, y porque estamos rodeadas de titiriteros, y porque Javi está convencido de que sí que habrá gira,…
Has sido tú a mi lado. Algo nuevo, y, cómo no, espectacular. Y tu brillo en los ojos. Tu apoyo siempre. Tu paciencia, tu comprensión, tu ilusión, tu firmeza, tu admiración. Natacho.
Ha sido intensidad. En las relaciones. Nueve actores, más un director, más dos técnicos. Muchas, muchas llamas. Abrazos, palabras, charlas hasta la madrugada, mucho vodka, risas hasta reventar, muchísima sabiduría. Somos sus niñas… (Algún día también nosotras contaremos esas historias….) Mucho, mucho fuego.
Ha sido Natasha. Construirlo sola pero con ellos. Uñas azules, chicle, me voy a comer el mundo… ¡¡soy de PUTA MADRE!!
Ha sido mucha gente respaldándonos. Mucha que fue, y nos aplaudió, y fue, aunque lo pasara mal, y fue, y lloró y nos hizo llorar, y luego quiso celebrarlo con nosotros. Hubo mucha gente que no fue, pero estuvo de alguna manera. Hubo mucha gente que ni siquiera estuvo, y la eché de menos, pero supe que estará.
Han sido todas estas cosas y más.
Normal que ahora esté con tanta resaca. PUfff. Tengo un YIAAAJai grande como en el centro de mi estómago… Como dice Lope, quien lo probó lo sabe…

domingo, 20 de marzo de 2011

somaloV

 "No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero, eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
(…)
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando"
Oliverio Girondo


Volamos.
Y me pones al revés las mariposas. Por eso últimamente escribo así.

Y me encanta cuando dices que va a ser siempre así.

jueves, 10 de marzo de 2011

Te lo recuerdo

Puedo irme a la nieve y ser rescatada por un perro y vivir las aventuras más grandes.
Puedo conocer a millones de personas de millones de lugares con millones de historias.
Puede dolerme la cara de reírme con mi gente.
Puedo vibrar subiéndome a un escenario aunque no haya escenario.
Pueden ligar conmigo capitanes y bradpritts.
Puedo viajar y volver, y volver a viajar.
Puedo salir en la tele y en el Norte y en Internet.

Ya puedo vivir lo que sea…
…que ,¡de verdad!, no hay nada como tu compañía.

martes, 15 de febrero de 2011

¿Querías señales?

Cuando terminó el día se me cayó la cazuelita encima de mi pijama favorito.
Normal.
Había vuelto a pasar. Después de llegar a lo más bajo, de estallar, de perder la confianza, había recibido llamadas que esta vez sí eran importantes. En un día, me ofrecieron tres trabajos y rechacé otro más. En un día lloré, reí, me callé, hablé, tuve miedo, confié, me alegré, me entristecí, me sentí orgullosa de mí misma, me odié,… y más cosas. Normal.
Hablé con muchas personas, y podría haber hablado con más aún. Todas me dijeron que estaba bien, quizás porque leían la duda en mis ojos. Yo no hacía más que repetir las cosas positivas en voz alta, como para creérmelas. Realmente, había muchas cosas positivas. No había que preocuparse. “No es una tragedia”. “Puedo echarme para atrás cuando quiera”, “son sólo unos meses”, “ya se irá viendo”. No había que tener miedo. Pero lo tenía. Normal.
Mi vida siempre ha sido así. Siempre me han gustado las convulsiones. Soy suave, sí, y me gusta la paz de sus ojos y la seguridad de mi burbuja. Pero siempre he ido a escalar montañas, y sueño con dar la vuelta al mundo y con protagonizar películas. Había tenido un día surrealista y mi futuro se presentaba así.
En el fondo yo no sé de qué me extrañaba… Realmente, yo nunca he sido muy normal.

martes, 8 de febrero de 2011

Los viajes

Siempre nos remueven, nos agitan.
Mi amiga, que fue hermana en otras vidas, acaba de emprender un viaje y no sabe cuándo va a volver. Se la veía nerviosa, y ansiosa. Miraba diferente, quizás queriendo retener todas nuestras imágenes. Sentía que, aunque vaya a estar a una hora y media de distancia, se tenía que despedir de todos estos años. Nuestro último abrazo estuvo lleno de lágrimas. Eran lágrimas de tristeza, pero también de orgullo, y de miedo, y de admiración. Yo la dije que no se preocupara, que mis piedras cruzaban océanos, y cuando lo necesitásemos, sólo tendríamos que lanzar una (como hacíamos de pequeñas).
Hace unos días yo tuve un viaje. Fui en burbuja de champagne, pompa de jabón. Me dormí ese martes a las 9 de la mañana y soñé con una ciudad oscura, pero llena de luz. Hay un río grande, ancho, que tiene en sus orillas lugares mágicos. Dejamos besos en muchos rincones, muchas risas en su aire frío, muchas palabras de amor. El sábado me desperté. Y aún cuesta volver a la realidad.  Pero él dice que nuestra vida aquí también es bonita. Y tiene toda la razón. Porque es nuestra.
Nosotros estamos de viaje continuo. El viaje hacia las Ítacas (ese poema siempre en mis labios). Un viaje en el que lo importante no es el destino, sino el vuelo. Los lestrigones amenazan con aparecer, mas nosotros seguiremos como Odiseo, rumbo a Eea.

Sueño con hacer un viaje que dé miedo y que no tenga fecha de vuelta, sueño con llenar de fotos mi globo terráqueo, sueño con seguir encontrándome cíclopes a los que derribar y nácar y coral.
Contigo.

miércoles, 2 de febrero de 2011

¿Bailamos?

A ti: que también vas de casting en casting, de entrevista en entrevista, que no dejas de echar currículos, que tienes las páginas de empresas de trabajo temporal dentro de tus contactos favoritos,
que también has dicho que no a un trabajo por esperar a uno mejor, que has dicho que sí a un trabajo en espera de uno mejor,
que estudias y estudias sin ni siquiera saber si este año saldrán oposiciones, y si las hay, cuántas plazas habrá,
que discutes con tus padres porque sientes que no te entienden,
que lo que realmente te pasa es que te preocupa defraudarlos,
que sabes que no les defraudarás, hagas lo que hagas.
A ti, amigo de mi generación. Yo tampoco sé si vendrán tiempos mejores. Quiero creer que sí, y lo creo, pero saberlo con certeza es imposible. Nunca había tenido tanta conciencia de pertenecer a una generación como ahora. Sabemos cómo nos sentimos… Te puedo animar, como me animas tú. Llámame cuando quieras. No te prometo trabajo, sé que tú a mí tampoco. Pero te prometo reírnos, te prometo desconectar, te prometo abrazos y hombros para lo que necesites.
Te prometo bailar como si nadie nos estuviera viendo.

Será una tontería. Pero bailar juntos hace que nuestra búsqueda sea más llevadera.
Y nos ayudamos a NO RENDIRNOS.

sábado, 22 de enero de 2011

Nuestra burbuja

Pues la burbuja en la que vivo desde hace poco más de cinco meses es muy difícil de describir con palabras. Si digo que es espectacular es porque él y yo sabemos lo que eso significa. Pero realmente no hay lenguaje con el que poder describirla de forma fiel y justa.
En la agenda de David pinto poesías. Y digo que lo que siento es electricidad, o mariposas, o huracanes. Y todo junto. E intento explicarme dibujando una burbuja de jabón o de champagne, que vuela en el aire, que tiene magia dentro. Y cuento mis días junto a él: escribo que apareció de repente en mi portal, que siempre jugamos, que me construyó una bola de nieve, que seguimos teniendo primeras citas,… Busco en canciones, por si ellas se expresan mejor que yo. En frases de eruditos, en imágenes de películas,… Pero siento que ni siquiera me acerco a describir esa burbuja.
Sólo cuando él me mira y yo le miro, cuando él me abraza y yo le abrazo, cuando él me besa y yo le beso. Entonces sí.

lunes, 17 de enero de 2011

La llave que me regaló mamá

Era verano. Los primeros días de agosto. Atrás habían quedado días malos, malos de verdad. Ya no solo eran las desgracias banales que uno siente como si fueran grandes tragedias. Por nuestro lado había pasado la muerte, y con ella, la insignificancia del ser humano.
Yo misma me titulé lo que estaba viviendo: estaba en una mala racha. Y todo lo malo que podía ocurrir, ocurría.
Pasaron los meses y un día de verano mi madre me regaló una llave. Dijo que era la llave que abría las puertas del amor, la salud y el trabajo.
Y esa misma semana me llamaron para trabajar. No era el trabajo de mi vida. De hecho, ese trabajo duró exactamente un fin de semana. Pero después vino otra llamada, y, tiempo después, vino otra que me gustaba aún más.
Y, a los pocos días, alguien me regaló una flor a la orilla del mar… Y me enamoré.
Como nunca.
(La historia de la burbuja ya la contaré en otro café)
Ahora, cuando hablo de mí, siempre cuento lo de la llave que me regaló mamá. Aún no tengo el trabajo de mi vida (sigo esperando la llamada buena), y, sí, me he pasado la mañana entera en urgencias por unos mareos… Pero tengo una burbuja taaaan espectacular que me siento feliz como nunca.
Siempre digo que es gracias a esa llave… En el fondo sé que, aparte de todas las buenas energías que me mandó mi madre con su regalo, tuvo aún más que ver en MI cambio lo que escribí en la agenda de David: SALGO DE LA MALA RACHA YA.